El momento en que tu cerebro se abre.

Cuando el cerebro se ve afectado por la ansiedad, retornar a un estado mental normal parece imposible. Afortunadamente, la terapia de Saito ha servido para curar a muchas personas propensas a la ansiedad (incluido al autor) de su trastorno incluso si éste es antiguo y aunque no hubiera respondido a otros tratamientos. Los hechos demuestran que la terapia Saito ha sido exitosa incluso con los casos difíciles donde la terapia cognitivo conductual no funcionó. El siguiente análisis explica cómo esta terapia es capaz de ayudar milagrosamente a aquellos que se ven afectados por un trastorno de ansiedad.

 Principales bases de la terapia de Saito:

  1. Reconocimiento de que el trastorno de ansiedad es el resultado de un desequilibrio químico del cerebro.

Recientes estudios científicos apuntan a un desequilibrio en los niveles de serotonina (uno de los más importantes neurotransmisores de la función del cerebro) como la causa de la ansiedad crónica. Los científicos han señalado que un gen en particular, responsable del mantenimiento del equilibrio metabólico, puede haber mutado a causa de este desequilibrio químico. No se sabe si la mutación es debida a la genética o al ambiente.   

  1. Darte cuenta que no puedes superar esta enfermedad con el poder del deseo y el esfuerzo.

Una vez que has caído presa del trastorno de ansiedad, ningún esfuerzo, grande o pequeño, para escapar -ya sea como gla energía del deseoh o como estrategias intelectuales- puede tener éxito. Como los problemas de ansiedad están localizados de hecho en el cerebro y también reside allí la energía del deseo personal, está claro que el deseo también se ve afectado cuando la persona está sufriendo ansiedad. Ni mucho ni poco esfuerzo te sacará del agujero negro mental del miedo. Si eres sincero en tu deseo de escapar de este constante y profundo miedo, debes abandonar la idea de que tienes la energía personal para superarlo. En vez de eso debes aceptar tu situación y seguir con tu vida. En un estado de ansiedad, esto es muy difícil de cumplir ya que contradice lo que tu mente cree. Sin embargo, sólo la actitud de aceptación combatirá y ganará a esta disfunción tenaz. 

  1. Reconocer que la paciencia no puede superar el dolor mental de la ansiedad.

Aunque es una creencia muy extendida, la paciencia tampoco liberará a la persona de su ansiedad. La idea de que si esperamos que se vaya la enfermedad al final se irá es muy tentadora a la hora de enfrentarse a las sensaciones de la ansiedad crónica. Pero en realidad, los problemas de ansiedad pueden durar toda la vida. La paciencia no es una virtud en esta situación. Hay que dejar de ser paciente. Cuando se desarrolle una situación que provoca ansiedad, hay que tomar una acción positiva. En vez de quedarse congelado en el estado de ansiedad y practicar la paciencia, hay que actuar siempre que se pueda –apartarse de todas las situaciones dolorosas y que te den miedo causándote estrés.

  1. Comprender que la liberación de la ansiedad ocurre en un instante, no gradualmente.

Muchas personas ansiosas creen que su enfermedad irá remitiendo gradualmente, paso a paso. Pero no es verdad. Es sólo en un momento cuando el cambio ocurre. En ese momento nos vemos totalmente liberados de la ansiedad, nunca parcialmente. Tiene lugar en un instante. Es como si nuestro cerebro cambiara de un cerebro desequilibrado lleno de ansiedad a pura claridad y salud. No hay terreno intermedio. Quizá tenemos diferentes actitudes cerebrales y podemos cambiar de una a otra (como tener diferentes sitios donde conectar una clavija). Estar curado significa que el cerebro siempre elige la opción de la salud. Mientras que en el proceso de recuperación, el paciente puede cambiar constantemente de la salud a la ansiedad y vuelta otra vez. Una vez curado, las sensaciones de ansiedad no serán inadecuadamente apagadas, apartadas de toda situación. Por el contrario, la persona curada tendrá ocasionalmente brotes de ansiedad porque el miedo es una faceta biológica de la función cerebral. Pero hablando en general, el patrón de constante ansiedad se ha disuelto.

  1. ¡Estate en el presente! No te permitas imaginar el futuro.

Aquellos que sufren de un trastorno de ansiedad tienen el hábito de preocuparse del futuro y olvidar el aquí y el ahora. Intentar imaginar las cosas del futuro desconocido es un hábito predecible en las personas ansiosas, pero es una pérdida de tiempo y contraproducente para recuperarse del trastorno. Discutir tu miedo con los que están más cerca de ti también es un error. Cuanto más hables del miedo, más se asienta. Es un serio error alimentar la imaginación miedosa. Por el contrario, entra en acción, muévete, no te quedes congelado en el miedo o en la desesperación. La acción es muy importante. La gente saludable mueve todo el tiempo. Aceptan sus problemas y actúan para encontrar soluciones. El movimiento es la lección más importante. Aquellos de nosotros que nos hemos curado de la ansiedad podemos sufrir ocasionalmente de ella, pero sabemos mantenernos en movimiento. Pasamos a través del miedo mientras hacemos algo. Esta es la actitud más importante, hacer algo en vez de no hacer nada.

  1. Trabajar en la extroversión y la actividad como modelo de salud que disuelve la ansiedad en contraste con la introversión y el estancamiento

La gente ansiosa centra la atención en cómo está su interior. Pero la salud tiende al exterior. La mente de la persona conducida por la ansiedad es extraordinariamente introvertida, siempre chequeando su estado. Estar saludable es observar el mundo exterior sin compararse, por ejemplo, ser un individuo con  percepción que no piensa en uno mismo. El movimiento puede curar. El movimiento coge la energía y la focaliza fuera de la imaginación auto-centrada. El movimiento y la mente libre van unidos. La gente ansiosa es sedentaria, con preguntas e interés en sí mismos. Las preguntas deben apartarse de la mente del alumno en busca de paz mental. Toda la energía debe enfocarse en el movimiento que no conduce a la ansiedad. Se puede ver cómo la energía de la preocupación es puesta en el movimiento y en estar presente.